PADRE… QUIERO MATARTE

Dicen que toda nuestra vida está marcada por nuestra niñez; el origen de nuestra vocación, de nuestras grandes virtudes y de nuestros enormes miedos está en la infancia. La infancia es un hierro al rojo vivo que nos marca.

Cualquiera que eche un vistazo que no sea superficial a la vida de JIM MORRISON se da cuenta enseguida de que la historia de su niñez es crucial para entender todo lo que le pasó de mayor. Sin embargo las biografías siempre han pasado por esta etapa de su vida muy a vuelapluma, aportando varios datos muy generales sin profundizar nada en lo que significaron para él ni en el caos ardiente en que convirtieron su paso por la niñez, la adolescencia, la primera juventud…

Lo primero que se advierte es que siempre permaneció siendo un tipo muy infantil; segundo, que cuando se unió a los Doors y comenzó a realizar apariciones en público cortó con su familia y nunca volvió a ver a sus padres de nuevo; tercero, la culminación de su primera gran obra fue la reescritura de la antigua leyenda de Edipo, en la que cantaba sobre matar a su padre y someter sexualmente a su madre frente a ciento de miles de sus fans.

…y llegó hasta una puerta,
y miró dentro:
-¿Padre?
-¿Sí, hijo?
-Quiero matarte… Madre, quiero…

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“The end”

¿Por qué odiaba Jim tanto a sus padres? ¿Por qué se odiaba a sí mismo? ¿Cómo fue capaz de crear de su propia angustia una música como la que nos dejó? ¿Por qué terminó uniéndose a una novia tan enloquecida, que era de un carácter todavía más insoportable que el suyo, que intentó controlarle en vano, que podía haberle matado incluso? ¿Cómo pudo un chaval tan enrollado y con tanto talento como para ser uno de los más grandes artistas de su generación convertirse en un monstruo, e inmolarse a sí mismo?

El problema para responder a todas estas preguntas es que la atormentada y problemática niñez de post-guerra de Jim dentro de una familia de militares, cerrada como una ostra, ha sido uno de los misterios más celosamente guardados de la historia del rock. Sus padres, el almirante George S. Morrison y Clara Clark Morrison, nunca comentaron públicamente nada sobre su famoso hijo mayor. Y tanto su hermano como su hermana también fueron reacios a hablar de él. Ya fuese miedo, o el deseo de mantener sus vidas privadas fuera de la luz pública, cualquier acercamiento a la familia de Jim Morrison preguntando por la vida de éste terminaba respondido por un abogado de California que les representaba. El muro de silencio de la familia Morrison ocultó la infancia de Jim, y especialmente su tensa e infeliz adolescencia, hasta el día en que murió.

Esto no debería sorprendernos, ya que Jim siempre intentó convencer a la prensa de que sus padres habían muerto, y que nunca tuvo hermanos. Seguramente Jim pensaba que así les hacía un favor.

¿No la amas locamente?
¿No la necesitas urgentemente?
¿No te encantan sus gestos?
Díme, ¿qué dices?
¿No la amas locamente?
¿Quieres ser su padre?
¿No te gusta su cara?
¿No te gusta cuando sale por la puerta?

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“Love her madly”

Nació el 8 de diciembre de 1.943, apenas dos años después de que sus padres se conociesen en Hawaii, donde él entrenaba pilotos de guerra y ella acompañaba a su padre, un destacado político socialista y abogado especializado en defender a toda clase de activistas. Eran una extraña pareja a simple vista. Una vez casados se instalaron en Florida, cerca de Cabo Cañaveral, y allí, en medio del estallido de energía militar que el país estaba experimentando, vino al mundo Jimmy, que fue conocido por ese nombre durante toda su vida entre su familia y sus conocidos más cercanos.

Una vez que su padre fue de nuevo destinado al Pacífico Sur, Jimmy y su madre se trasladaron al domicilio de los padres de ella, en el Golfo de México, donde pasaron los tres primeros años de la vida del chico. Tras volver su padre condecorado y con una carrera esplendorosa ante él, la familia se fue a vivir a un complejo de viviendas para miembros de la Marina en Albuquerque. Allí nació su hermana, Ann.

La llegada de su hermana fue traumática para él, que pasó de ser un tranquilo y mimado hijo único, a un insoportable niño que se pasaba el tiempo llorando y molestando a la recién nacida. Pero no fue este hecho el que marcó en él una impresión a fuego que nunca se le borraría, sino otro que ocurrió una mañana en que la familia iba conduciendo por una autopista que cruzaba el desierto entre Albuquerque y Santa Fe. De pronto el coche se salió de la calzada y su padre y su abuelo saltaron de él a toda prisa. Jimmy pegó su cara al cristal para ver lo que parecían ser los restos de un reciente accidente entre otro coche y un camión cargado de indios Hopi, “dispersos por la sangrienta autopista del amanecer”, como más tarde recordase en su famoso poema “Dawn’s Highway”. La carretera estaba llena de muertos y heridos, y desde algún lugar que no veía ascendía la angustiosa voz de una mujer gritando de dolor e histeria.

Fascinado por el sangriento espectáculo Jimmy intentó bajarse también del coche y seguir a su padre, pero su madre se lo impidió, así que él volvió a apretar su cara contra la ventanilla, empapándose de las sangrientas secuelas del fatal accidente. Su abuela soltó de improviso que ella siempre había oído decir que los indios no lloraban, pero éstos lo hacían llenos de congoja. Jimmy tembló y se estremeció con la última mirada a la carnicería cuando su padre volvió al coche y se pusieron en marcha de nuevo. Unos kilómetros más adelante pararon en una gasolinera y avisaron a la policía y a las ambulancias. Jimmy estaba visiblemente perturbado y no dejaba de hacer preguntas. Hasta que al final logró enfadar a su padre, que le respondió: “Jimmy no ha pasado nada de verdad; todo ha sido un mal sueño”. Pero él nunca olvidó a los indios moribundos.

Fue la primera vez que descubrí la muerte. Yo era tan pequeño… era un niño como una flor, tío, cuya cabeza está flotando en la brisa. Pero lo que me parece ahora, mirando atrás en el tiempo, pensando en aquello, es que posiblemente el alma de alguno de aquellos indios, quizás de más de uno incluso, huyeron de allí y saltaron a mi cerebro… No estoy contando un cuento de fantasmas, tío. Es algo que realmente tiene significado para mí.

Después del encuentro en la autopista del desierto, Jimmy comenzó a mearse en la cama todas las noches. Volvió loca a su madre. Cuando fue mayor podía recordar como iba a la cama de su madre cuando le ocurría esto y como ella lo forzaba a volver a dormirse entre las sábanas mojadas. Él intentaba ocultarlo siempre que ocurría, pero la madre siempre terminaba por descubrirlo. Desde entonces cogió un miedo cerval a dormir en su propia cama, y la mayoría de las noches amanecía en el suelo encogido sobre sí mismo. Las consecuencias de todo esto no solo fueron psíquicas, sino también físicas, porque el hecho de dormir tantas y tantas noches en una cama húmeda le hizo adquirir una fiebre reumática que no le detectaron hasta 1.970, y a causa de ella también tenía el corazón bastante debilitado.

El despertar sexual de Jimmy también fue muy tempranero. Hay una historia que proviene del gabinete de abogados que le defendió cuando le acusaron en 1.969 de obscenidad y conducta lasciva en el escenario. Según ellos, Jimmy decía que se había bajado los pantalones de esa forma “porque pensó que era una buena forma de rendir homenaje a sus padres”. Sorprendidos por este abismo que parecía separar a Jim de sus padres, le preguntaron la causa, y Jim les habló entonces de este trauma de las sábanas húmedas y también dejó caer que cuando era pequeño alguien le había molestado sexualmente. No quiso decir quien, solo que fue alguien muy cercano a la familia. Cuando Jimmy se lo contó a su madre, ésta se puso furiosa con él, acusándole de mentiroso e insistiendo en que tal cosa no había pasado jamás. Los abogados dicen también que cuando, tras su muerte, hicieron escuchar a la familia de Jimmy las transcripciones de las cintas de sus reuniones, en las que contaba estas cosas entre lágrimas, sus padres negaron que esto hubiese ocurrido de verdad.

En 1.949 la familia volvió a trasladarse, esta vez a Los Alamos, en California, donde nació el hermano más pequeño de Jimmy, al que llamaron Andrew. Pero esto solo fue el principio de otra serie de traslados mientras su padre servía a la patria en la Guerra de Corea… Washington, otra vez California… por entonces Jim comenzó a mostrar madera de líder natural, se mezcló con los demás como jugador del equipo de fútbol americano de su escuela, y en jefe de grupo de los estudiantes, lo que requería de él que todas las mañanas tuviese que dirigir la jura de lealtad a la bandera. Pero al mismo tiempo era tan indisciplinado que incluso le expulsaron del grupo de scouts al que pertenecía.

Al volver a Albuquerque Jimmy ya tenía doce años y la familia comenzó a notar cambios en él. Abandonó sus lecciones de piano y empezó a pasar mucho tiempo fuera de casa sin relacionarse apenas con la familia. Sus paseos favoritos eran a las afueras de la ciudad, justo donde comenzaba el desierto, para quedarse fascinado con los misteriosos reptiles de aspecto prehistórico que se movían por aquel seco y caluroso paisaje: lagartos, serpientes, armadillos… los sapos cornudos le maravillaban, dragones llenos de pequeñas escamas, con lenguas largas que manejaban como látigos, y ojos de pesadilla. Jimmy los cazaba, les observaba en sus guaridas, leía libros sobre ellos. Los reptiles del desierto se convirtieron en el totem personal de Jim Morrison, apareciendo infinidad de veces en sus cuadernos de anotaciones y apuntes. Estaba naciendo el futuro Rey Lagarto…

Soy el Rey Lagarto,
puedo hacer cualquier cosa.
Haz sonar las campanas del carnaval,
deja que cante la serpiente.
Déjalo todo…
Durante siete años habité
el disoluto palacio del exilio…
Ahora he regresado a la tierra
del justo, y del fuerte, y del sabio…
¿Quién de vosotros escapará a la persecución?

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“Celebration of the Lizard”

Pero tuvo que dejar atrás a sus criaturas porque un nuevo destino de su padre les llevó a San Francisco. Era la época en que el rock and roll comenzaba a nacer y Elvis era censurado en el “Show de Ed Sullivan”, Bill Haley sonaba por todas partes con su irresistible “Rock alrededor del reloj”, Chuck Berry, Little Richard, las chupas de cuero negro y las motos, las navajas, James Dean… la rebelión contra el conformismo, la represión, las tiranteces políticas de la guerra fría y las amenazas apocalípticas de la era Eisenhower.

Es algo muy aceptado entre el criterio de los expertos que los niños de las familias de militares están más expuestos a los riesgos de problemas sociales de muchos tipos y de trastornos sicológicos. No tienes más que ver la cantidad de veces que esta familia se movía de un lugar a otro y el corto tiempo que permanecía en ellos; Jimmy ya había vivido en cuatro lugares diferentes antes de cumplir los cuatro años. Esto hacía muy difícil que Jimmy estableciese amistades. A eso hay que unirle que el padre, militar ambicioso, estaba casi siempre fuera de casa, en el mar, por lo que fue su madre la que se llevó prácticamente todo el trabajo que implica criar a unos hijos y eso le afectaba; se sentía desarraigada, y sus problemas emocionales le llevaban muchas veces a abusar del alcohol. Esta falta de estabilidad engendró en Jim un desasosiego físico y una alienación tan profunda que permaneció dentro de él durante toda su vida. El Jim Morrison adulto nunca sabía donde iba a dormir cada noche, y además lo prefería así. Incluso cuando comenzó a vender a manos llenas el “Light my fire” y los cheques de royalties abundaban nunca se compró una casa ni alquiló un apartamento, en lugar de eso prefería vivir con sus novias esporádicas, pasar noches en hoteles, o simplemente echarse a dormir en el sofá de las oficinas de los Doors.

El momento de dudar ha pasado,
no hay tiempo para revolcarse en el barro.
Intentémoslo ahora que solamente podemos perder
y nuestro amor se convierte en una pira funeraria.
Vamos, nena, enciende mi pasión…

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“Light my fire”

Para desesperación de su madre, la indisciplina de Jimmy fue aumentando cada vez. Y el resentimiento contra ella crecía y crecía. Con su padre anteponiendo su carrera a su familia, ya he dicho que el papel de figura autoritaria tenía que ejercerlo la madre. Y ella era todo lo que él tenía contra qué rebelarse. Cuando su padre venía con algún permiso Jimmy tenía que oír como su madre comenzaba a relatarle amargamente el rosario de quejas guardadas en su ausencia, le enumeraba todos los errores del chico, sus trastadas maliciosas, como lo jodía siempre todo…sus padres nunca entendieron la afición de Jimmy a tirar dardos a los posters de chicas del Playboy que pegaba en las paredes de su cuarto…

La atmósfera siempre era muy tensa cuando su padre estaba en casa. Si bien es cierto que el matrimonio nunca puso una mano encima de ninguno de sus hijos, su padre solía ladrarles órdenes al más típico estilo militar y montarles unas broncas tan enormes que los dos pequeños siempre terminaban llorando. Jimmy se las tomaba de forma estoica y nunca asomó una lágrima a sus ojos. Quizás todo lo que se reconcomió en aquella época afloró años más tarde cuando compuso la mejor canción contra la guerra de la época del Vietnam, “The unknown soldier”.

…niños muertos en televisión,
no nacidos, vivos,
vivos, muertos,
la bala arranca la cabeza del casco.
Y todo ha terminado para el soldado desconocido…
Cava una tumba para el soldado desconocido.

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“The unknown soldier”

Una noche, mientras la cantaba en un caótico concierto de los Doors en Seatle, Jim, totalmente borracho y descompuesto, paró de mala manera a la banda, y comenzó a hablarle al público: “…he estado leyendo sobre los problemas que los niños tienen con sus padres. Sí. Existen… y aquí estoy yo para decíroslo… yo nunca tuve suficiente amor cuando era un niño!!!”

Tan inteligente y elocuente como era, Jimmy también tenía una mente muy sucia y una imaginación muy viva. Hay historias entre lo apócrifo y lo real que cuentan como uno de los pasatiempos suyos en la escuela era recortar las figuras del Pato Donald y su novia Daisy de los tebeos y volverlas a pegar en posturas sexuales, con diálogos guarros. Leía las revistas más surrealistas que se publicaban y aplicaba en su vida real todo lo que aprendía de ellas, lo que hacía que sus padres se avergonzasen tanto de él, de sus manías de hurgarse la nariz, de sus sarcasmos, que cuando salían a alguna reunión, fiesta o, simplemente de visita, procuraban dejarle a él en casa siempre que podían.

Como la rabia que tenía no podía volcarla contra su madre, Jimmy se convirtió en un matón para con sus hermanos más pequeños, sobre todo con Andy. Un niño de trece años puede ser muy cruel con otro de siete, y el más pequeño de los Morrison comenzó a odiar la frase “cuento hasta diez”, porque eso significaba que en unos segundos comenzarían las sesiones de golpes, escupitajos, pedos en la cara o estar tumbado en el suelo un buen rato con el culo de Jimmy sobre su cabeza. Una vez incluso estuvo a punto de herir gravemente a sus hermanos al empujarlos colina abajo en un trineo descontrolado, que pudo ser parado a tiempo, durante unas vacaciones.

La sabiduría convencional seguramente diría que todo esta rebelión por parte de Jimmy era una forma de atraer sobre él toda la atención que necesitaba. Pero Jimmy Morrison era también excepcional, un objeto de estudio, una pistola cargada. Nadie podía controlarlo. Ni siquiera su padre cuando ya ascendió en el escalafón militar los grados suficientes como para pasar mucho más tiempo en casa y reafirmar su papel en la familia con un programa de reglas estrictas y disciplina.

El trágico sacrificio final de Sal Mineo en “Rebelde sin causa” causó una profunda impresión en Jimmy y a raiz de ahí comenzó su obsesivo amor por las películas, y su deseo de aprender a hacerlas. Luego vino “Gigante”, y las películas del Oeste… el primer poema que Jim Morrison escribió, “Pony Express”, ahora ya perdido, seguramente estaría basado en alguna de esas películas de cowboys de las tardes del sábado. Y de nuevo tuvieron que mudarse a otro lugar.

La gente es extraña cuando eres un desconocido,
las caras te amenazan cuando estás solo,
las mujeres parecen malvadas cuando no te desean,
las calles son siniestras cuando estás deprimido…
Cuando eres un desconocido
nadie recuerda tu nombre.

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“People are strange”

Entre 1.956 y 1.958 los Morrison vivieron en una casa enorme con una torre eduardiana, en una urbanización de Alameda llena de vecinos ricos donde la madre podía desarrollar una gran vida social. Jimmy tenía una habitación para él solo en el ático de esa casa, donde se encerraba para escuchar continuamente a Elvis y Ricky Nelson mientras su madre, escaleras abajo hacía lo propio con Harry Belafonte, Frank Sinatra y las bandas sonoras de los musicales de Broadway, “Pacífico Sur”, “My fair lady”… el virus de la poesía beatnick infectó también para siempre a Jimmy entre aquellas paredes antiguas.

En la escuela hubiese sido muy popular de no haber sido un bicho tan raro. Los profesores estaban impresionados con su nivel de lectura y con su inteligencia, excepcional para la mayoría de los chavales de su edad… lástima que su hiperactividad se convirtiese en molestias para la clase y en aptitudes salvajes y cínicas. Su especialidad era dibujar en la pizarra y en sus cuadernos a personas con órganos sexuales exagerados. O dibujaba personajes extraños obsesivamente llenos de fluidos corporales, ya fuese mierda, sangre menstrual, mocos o esperma… según parece alguien tiene aún una cinta de las que grababa con el magnetófono de su padre en las que hacía anuncios de radio promocionando la masturbación. Y algún comic de los que rehacía con diálogos diferentes a los originales, en los que Lucy y Charlie Brown hablan como en las películas porno. Cuando llamaban por teléfono a casa no era raro que descolgase él y contestase simulando la voz de un sirviente negro y deslenguado…

Posteriormente sus “numeritos” comenzaron a incluir desmayos y pérdidas de consciencia en mitad de las escaleras de la escuela. O caidas haciendose el muerto… Era una forma de llamar la atención, la gran broma de Jimmy. Sus compañeros se afanaban por intentar reanimarle, hasta que a él le parecía que la broma ya duraba demasiado y, simplemente, se levantaba, recogía del suelo sus libros y seguía su camino…

…pero ¿era todo esto realmente una broma? ¿o era un truco que Jimmy usaba para que sus compañeros no se diesen cuenta en realidad de que padecía un mortificante trastorno físico que le postraba realmente en el suelo durante algunos embarazosos minutos en que se iba de su vida? Lo que los antiguos llamaban “la enfermedad de los reyes y los profetas”, y que no era más que una especie de epilepsia. Durante su edad adulta Jim Morrison tuvo muchos episodios de esta clase, se desmayaba o se caía al suelo en mitad de ensayos, o sesiones de grabación o de fotos; sufría colapsos durante los conciertos, las lecturas de poesías, las juergas en el bar; en el coche (menos mal que no conducía), en el avión, en los aeropuertos… al final Jim terminó afinando estas pérdidas de conocimiento y convirtiéndolo todo en una atracción más que incorporó a sus conciertos; la cumbre del rock teatrero.

Cinco a uno, chica…
Nadie sale de aquí vivo…
Los viejos envejecen
y los jóvenes se hacen más fuertes.
Puede llevar una semana o más tiempo.
Ellos tienen las armas, pero nosotros ganamos en número.
Vamos a vencer;
sí, les estamos superando…

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“Five to one”

Para finales de 1.958 la escuela ya le interesaba mucho menos que los clubs donde solían leer los poetas beatnicks de San Francisco. A través de ellos descubrió a los poetas simbólicos franceses, a los maestros del Zen, se aficionó al jazz y a las drogas; el budismo y el inconformismo eran sus religiones preferidas; Kerouakc, Burroughs y Ginsberg sus escritores de cabecera. Para él no eran ciudades, San Francisco era la poesía, New York era el jazz y París era la filosofía. Cuando Jimmy y su amigo Fud (sí, por fin hizo uno) iban a la ciudad su primera parada era en una librería donde vendían “libros prohibidos” y todo olía a sándalo. Luego iban a comprar discos con monólogos de Dylan Thomas, de Lenny Bruce, discos de Tom Lehrer. Y por fin, a escuchar en vivo a Muddy Waters, a Howlin’ Wolf…

Pero un nuevo ascenso y traslado de su padre volvió a hacerlo desaparecer todo de un plumazo. Ahora tenían que mudarse a Alexandria, en Virginia. Fue la peor de todas las mudanzas. Jimmy no quería irse de allí y él, que nunca había llorado ante los gritos y amenazas de sus padres, lo hacía ahora al despedirse de Fud. No volvería a su querida California hasta cinco años después.

En la escuela de su nueva ciudad se mantuvo huraño; aquí no se hizo notar como en las otras escuelas, se mezcló suavemente con sus compañeros, pero sin dejarles acercarse demasiado… lo único que les permitió saber de él es que era huérfano y le había criado una familia de gitanos. Se pasaba el tiempo vagabundeando por los callejones y los muelles de Alexandria, o leyendo y emborronando sus cuadernos en su cuarto, que ahora estaba situado en el sótano y tenía una puerta de acceso separada de la principal por la que podía entrar y salir cuando quisiera… a veces se pasaba semanas sin contacto con el resto de la familia.

Yo tenía un… sentimiento subyacente de que algo no iba bien. Me parecía que me estaban cegando a medida que yo iba creciendo. Yo y todos mis compañeros estábamos siendo guiados hacia un túnel estrecho y largo. Cuando uno va a la escuela corre un riesgo. Puede sacar mucho de ella, pero también puede perjudicarle mucho.

Si ya de por sí Jimmy tenía poco interés por la escuela en California, imaginaos el que podría tener en ella aquí en Virginia, donde había segregación racial entre los estudiantes, las cosas se hacían al más puro estilo “ordeno y mando”, y todo estaba ranciamente jerarquizado hasta el último extremo. Los profesores estaban sorprendidos con el nivel de erudición del chico, pero había cosas que no podían permitirle, como leer “basura negra” del escritor negro James Baldwin, algo que había que desterrar de las aulas.

Solitario, deprimido y aislado de su familia, Jimmy adquirió la costumbre de quedarse hasta altas horas de la noche escuchando una emisora local (“Radio Biblia”, su nombre lo dice todo) en la que predicadores evangelistas impregnados del espíritu del Profundo Sur amenazaban con el fuego eterno del infierno, y una emisora nacional de onda media en la que los nuevos disck-jockeys se empeñaban en hacer llegar el nuevo rock and roll desde el Norte hasta el confín más sureño de los USA. Los predicadores le deprimieron tanto que hasta llegó a pensar seriamente en el suicidio… pero siempre estaba allí Bo Diddley (a quien Dios tiene en su Gloria desde hace solo unos días) para salvarle la vida.

Con ese estado de ánimo fue con el que comenzó a profundizar en Nietzsche. Y lo que leyó en sus libros le cambió la vida profundamente; incluso fatalmente podríamos decir de acuerdo a su futuro compañero en los Doors, Ray Manzarek: “Friedrich Nietzsche mató a Jim Morrison”. Y si no lo hizo de forma real, sí que sus pensamientos radicales llevaron a Jim a un estado bastante propicio para impulsarle en su tragedia personal.

Cuando el silencioso mar conspira una armadura
y sus tristes y malogradas corrientes
engendran pequeños monstruos,
la auténtica navegación ha muerto.

Violento instante;
y el primer animal es arrojado por la borda
agitando violentamente sus patas.
Rígido su fresco galope,
y las cabezas se levantan.
Equilibrio frágil.
Silencio.
Consentimiento.
En muda agonía nasal,
cuidadosamente purificados,
completamente aislados.

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“Horse latitudes”

Comenzó también a mover sus poemas; la primera versión de “Horses latitudes” es de esta época. Pero nadie estuvo interesado en publicarlos. Su primera novia, Tandy Martin, también apareció por entonces, pero entre la poca madurez de ambos y que Jimmy se portaba con ella de forma tan salvaje como con sus hermanos menores, la relación fue corta y mala.

Sus tendencias irracionales y su comportamiento impulsivo fueron a más. En la escuela no lo soportaban, ni él los soportaba a ellos; hasta el punto de no asistir siquiera a su ceremonia de graduación, algo que molestó profundamente a su padre. Mientras más hosco y desafiante se mantenía, mayor era la disciplina que sus padres le aplicaban. La situación era tan insostenible que finalmente su familia renegó de él. Una nueva mudanza, esta vez a San Diego, se hizo sin él. Desde septiembre de 1.961, cuando ingresó en la Facultad poco antes de cumplir los 18 años, Jim estuvo viviendo con sus abuelos. El sociópata impulsivo, la molestia familiar, el incordio público, fue exiliado con todos su libros extraños en la Florida rural esperando que allí no causase ningún problema…

…y así fue. Estuvo sepultado hasta que ya nadie pudo retenerle y cambió la aburrida universidad de Florida por la Facultad de Cinematografía de su querida y añorada California. Allí conoció a Ray Manzarek. Y el resto es historia bien sabida…

Cancela mi suscripción a la resurrección.
Envía mis credenciales a la cárcel,
tengo algunos amigos dentro…

Cuando la música acabe,
apaga las luces.

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“When the music’s over”

21 comments

  1. Genial, como siempre. Estas son las historias que más de uno debería leer antes de juzgar demasiado apresuradamente a toda esta gente. Es muy normal que la gente al hablar de Jim Morrison, Los Rollings, Antonio Vega, y, en definitiva, casi todos los artistas del rock, los tache de simples drogatas sin saber toda la verdad pasada y presente.

    No conozco mucho de The Doors y mucho menos esta temprana historia de Morrison, pero los respeto como a cualquier artista que tenga el talento y la valentía para subirse a un escenario a cantar sus canciones. Además, y como en otras ocasiones me ha pasado, este posiblemente sea un buen momento para ponerme a escuchar algo más que el “light my fire”.

    Un saludo.

    P.D. Carrascus, no veas lo que hay formado en Málaga con la no convocatoria de Carlos Cabezas para la selección, unido a la posible llegada de Aíto después de los juegos.

  2. Carrascus he visto tu comentario en la Rapsodia que tiene montada la Canina Caviladora justo cuando iba a comentarle que se pasara por aquí.

    En cuanto a Jim… fantástica la exposición a lo poco conocido para entender lo que todo el mundo conoce .

  3. Las espinas se alargan creciendo junto a las uñas, las pestañas, los labios, la lengua. Alguien tiene una rosa flotando en la brisa y de pronto se ve golpeado con las espinas de todas las rosas que le rodeaban sin que hubiera tenido tiempo de concebir una postura vital.
    Tantas veces lo que no se sabe se sospecha como tantas veces se cierran los ojos para fingir que la noche impidió ver.
    A veces la muerte tiene un precio inesperado: la paz

  4. Mmmm… una visión de la vida y la muerte muy “morrisoniana”, querida Mityu. Espero que solo sea una visión de él, sin que tú la compartas. Uno no puede estar toda la vida atormentado por su propia imagen. No me gustaría que tú también cancelases tu suscripción a la resurrección. Mil besos.

    Me alegro de que hayais descubierto alguna cosa nueva, Glauca e Ilde… Jim Morrison se reinventó a sí mismo, pero tenía muchos lastres que tiraban de su nueva imagen hacia el fondo que terminó engulléndolo.

    Por cierto, Ilde… lo de Aíto al Unicaja es definitivo? Extraña manera, pues, de entrar allí con buen pie… con una independencia como la que demuestra esta acción, auguro aún más choques con la directiva que los que ha tenido Scariolo.

  5. Pues la verdad es que tampoco es que pasara una infancia terrible el chico como para acabar de los nervios, aunque no me gustaría tener un padre militar yanqui eh!!

  6. Pues hombre, D. Atikus… eso es algo que podría discutirse. No es que le faltase lo más básico, ni incluso que no pudiese haber mantenido un estilo de vida acomodado. En realidad fue él mismo quien provocó muchas de las cosas que le ocurrieron. De todos modos, si es cierto que su madre le obligaba a dormir siempre en las sábanas que mojaba, y que algún familiar cercano suyo abusó sexualmente de él… una infancia para enmarcar tampoco fue.

    Rebelarse contra los principios de su educación y asentar los cimientos de una futura autodestrucción… la amenaza de un constante desarraigo… Era él quien trataba a los demás de forma radical. Una infancia no tiene porqué ser terrible, en el sentido convencional del término, para que te deje una profunda huella; y la de Jimmy parece bastante claro que se la dejó.

    De todas formas… esto que ha dicho usted sobre infancias terribles acaba de darme una idea que quiero madurar para el siguiente post.

  7. Luliña Fortune

    No conocía ni la mitad de las cosas que cuentas (como siempre, por otro lado) pero con esa vida de un lado para otro, un padre autoritario, la crisis de la adolescencia y los años 60, tenía todos los boletos para conventirse en lo que fue. Me ha dado un poco de lástima esa vida torturada, ese afán autodestructivo como protesta de algo que ni él mismo sabía. Puede ser que el fin sea la paz, como dice Mityu. ¿Por qué no se puede ser genial y tener una vida ordenada y burguesa? Qué tontería, porque no. Lo veo clarísimo.
    Besos rebeldes.
    (Por cierto, pero qué guapo y sexy está en la primera foto, mmmmmm!)

  8. Pero, Lula… ¿a tí no te iban los tíos con pelo en pecho…?

  9. Luliña Fortune

    Y tiene, tiene pelillos…

  10. Chucho

    Imprescindible.
    Devoré un par de libros de los Doors hace años cuando me obligó mi novia me dio por escucharlos y es cierto que las referencias a esa edad de Jim Morrison son casi siempre superficiales, sin embargo es una pieza fundamental, por lo que leo, para tener el retrato completo.
    Gracias!

  11. Chucho

    Qué rabia, media frase iba tachada, ¿no se puede colocar html en los comentarios? ¿estoy dormido todavía?
    En fin, buen comienzo de semana a todos.

  12. Bof.

    No conocía esta historia (para variar). Desde luego, hay gente más predispuesta que otros al kamikazismo, y la mucha sensibilidad no ayuda a librarse de ese destino, precisamente.

    (Un aparte, ya que se ha introducido el tema):

    Comparto el estupor de Ilde por lo de Cabezas (y por lo de Pepu y por lo de Scariolo… yo creo que lo hizo bien la temporada pasada). El que diferencias con la directiva joroben a buenos entrenadores es algo que me toca las pelotas, pro muchos motivos (incluidas experiencias propias).

    (Y bueno, no me hablen del Cádiz CF, que yo soy más de baloncesto).

    (Pero vaya tela).

  13. Pues Chucho, me temo que estaba usted dormido aún, porque sí que se pueden enlazar html en los comentarios. Por ejemplo, mire, aquí va un link hacia su blog…

    D. Micro… vaya mi pésame por delante por el descenso del Cai… esas cosas no pasaban con Irigoyen, recuerda? Y eso que a usted los presis deportivos no parecen gustarle demasiado… A ver si en la próxima temporada se viene usted una tarde por aquí y vemos un partido del Caja…

    Por cierto… ya que hablamos de basket y de música, me gustaría decirles que Paco Gallardo, el que fuese jugador de baloncesto y luego médico del Caja casi desde que se fundó, ha publicado una novela que se llama “El rock de la calle Feria”, que se desarrolla en la Sevilla de finales de los ’70, con la música de Triana como telón de fondo. Yo me lo voy a comprar, pero… tengo la intuición de que no me va a terminar de gustar… no me pregunten aún por qué; ya les diré qué me parece en cuanto lo lea.

  14. “La infancia es un hierro al rojo vivo que nos marca”

    No puedo estar más de acuerdo con esa frase, amigo Carrascus, así como con el sentido que le concedes a la hora de comprender la trayectoria de Jim Morrison. La infancia es nuestra única patria, como decía Benjamin, y siempre hay quien por el modo en que ésta se desarrolló será un apátrida de origen y habrá de arrostrar las consecuencias, tremendamente amargas, que de ello se derivan.

    Otras patrias más tardías pueden tal vez construirse. Pero no todo el mundo lo consigue ni es capaz de superar ese dolor atávico que provoca una infancia rota.

    Me ha sorprendido leer en el post sobre la intensa formación intelectual de Jim Morrison, una formación no académica sino propia, movida por una viva y sentida curiosidad. No me extraña, en el fondo, dada la historia familiar que nos has contado. Cuando el sentido no viene dado de antemano, nos mueve la urgencia por encontrarlo.

    ¡Un beso!

  15. Pues sí, Antígona, lo apuntas muy bien, la formación intelectual de Jim no fue académica, sino propia. Una vez que descubrió que tenía facilidad para expresarse se dedicó por entero a los libros para desarrollarla. Tenía una capacidad para aprender casi tan enorme como para tragar cerveza, y se quedó fascinado por la idea romántica de la poesía. Aunque para él, ser poeta luego fue algo más que escribir poemas; ser poeta era un compromiso para vivir y morir.

    Un beso también para tí.

  16. Carrascus, lo de Aíto si que parece que es verdad. Periodistas del diario Sur y otro contacto que tengo bastante fiable así me lo aseguran. Lo que pasa es que por lo visto no pueden hacer nada oficial hasta después de los juegos. También se habla mucho de que Cabezas se iría si Aíto viene, igual no. No se.

    Microalgo, aunque soy más de baloncesto, de largo, le tengo mucha simpatía al Cadiz y ha sido una putada. Para mí que es la mejor afición de España.

    Un saludo.

  17. Siempre me ha gustado este pobre niño triste… y no sabía por qué lo era. En realidad, como siempre he pensado que mejor escuchar la música que a los músicos, pues no he prestado atención hasta ahora a sus historias. La infancia que pasó tuvo que ser horrible, un padre militar y una madre que no comprendía. Jamás se me ocurriría apartar a alguno de mis hijos de mi lado por la noche. Tener miedo es tan humano, tan propio de los niños (y yo aún lo siento), que tendríamos que acogerlos con todo el amor para evitar que dentro de ellos crezca la desesperación… bueno.. que me voy del tema! Que ahora, si cabe, me gusta un poquito más. Besitos pequeñinnnnn

  18. DonBonassi

    Hola a todos!
    que decir del idolatrado Jim Morrison que no se haya dicho ya, pues todo lo que comentas en este post Jose Miguel,y la eterna mezcla entre el mito y la realidad del personaje, estoy pensando que a principio de los 90’s Los Doors eran una de mis bandas favoritas,y la pelicula de Oliver Stone , fue un hito total, claro, que en aquel entonces tenia 20 tacos, despues la peli envejecio fatal y por algun motivo deje de oirlos, y creo que no he vuelto a poner ninguno de los 6 discos de los Doors en todo este tiempo,asi que al menos el post ha servido para sacar del ostracismo al que tenia condenado a Morrison , al igual que a todos esos malditos, siempre que se habla de Morrison, me acuerdo de los otros,ya sabeis,Hendrix, Brian Jones y la Joplin etcetc….no puedo evitarlo…

  19. Gracias por las condolencias, Ilde y Carrascus. Pero yo (fíjense) siento mucho más que Cabezas no vaya a Pekín que el descenso del Cádiz (que me perdonen mis conciudadanos) (bueno, mis conciudadanos no, que estoy empadronado en San Fernando… y éste ha subido a segunda-B) (jé).

    Es que recuerdo cuando los Junior le dieron la zurra en la final a Estados Unidos (lo que terminó de hundir a los Yankees fue un triple del Carlitos), el mundial, el europeo… y dejarlo fuera ahora, con lo bonito que habría sido para él estar allí con sus compañeros que con los que ha jugado desde el Junior (Gasol, Reyes, Navarro…).

    Una putada. Además, que creo que es el mejor defensa de bases de toda España. En fin, dejémoslo.

    Una cosa, Carrascus… Si este tío (Morrison) bebía tanta birra… ¿dónde está su tripita? Porque estaba tan flaco que supongo que en su tumba le pusieron hojitas de morera pra animar a los gusanitos…

  20. Hombre D. Micro… es que un estilo de vida como el de Jim Morrison es incompatible con la gordura. De todas formas, Jim nunca fue demasiado delgado, es más, en la etapa final de su vida, desde el juicio hasta su muerte, cuando se dejó aquella barba leonina y descuidada, yo diría que incluso estaba rellenito. Desde luego, fue su época más sedentaria.

    Don Bonassi dice que la película de los Doors no ha envejecido bien… a mi me pareció mala ya incluso al principio. ¿No os fijasteis que en esa peli salían más indios que en “Bailando con lobos”…?

    Como se quiere a los hijos…! verdad, Carmen?

    D. Micro… sobre Cabezas, tiene razón… es pegajoso de cojones.

    Ilde, no sé si la del Cádiz será la mejor afición, pero desde luego la de mayor inventiva seguramente sí. No creo que sea un dato muy conocido que ellos crearon algunos de los cánticos de fútbol más extendidos ahora mismo, por ejemplo ése de Alcohol! alcohol! alcohol! hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual. Y sobre todo, el más famoso de todos; A por ellos, oé…, también fue en el estadio Carranza donde primero comenzó a cantarse. En Cai es que hay mucho arte…

  21. Don Bonassi (Gangster of Love)

    Hola de nuevo !
    si es cierto , la pelicula de Oliver Stone es mala de cojones,lo que pasa es que no queria herir la sensibilidad de alguno lector del blog fan de Morrison o del director de tal bodrio sobre la vida del cantante, pero digo que envejecio mal, porque hace poco la pusieron en la tele, y me parecio horrenda, vamos, que cambie de canal directamente, pero volviendo a lo mismo, cuando uno tenia 14 años y salia del cine despues de ver una peli de karate o de Bruce Lee, iba de vuelta a casa haciendo mañas y dando pataditas a todo lo que se movia , con la peli de Oliver Stone pasaba lo mismo, uno era muy fanatico del grupo, salia de la sala cantando “Radhouse Blues” o “Light My Fire” hasta el paroxismo, siempre me pregunte, porque no iriamos los colegas en aquella epoca a ver mas porno???.
    Del Cadiz, no quiero ni hablar, ni mentarlo……
    Ciao..

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